He decidido hacer pública mi experiencia personal en relación a los trastornos psicológicos porque considero que no sólo aportarían más de mi personalidad a este blog sino que además rompería con el tabú y el estigma social que todavía se aprecia en la sociedad. Me encantaría que me comentáseis constructivamente, así que os animo a compartir conmigo vuestras experiencias u opiniones. :-)
Ahí va mi historia...
Cuando tenía 16 años y me estaba preparando para pasar a segundo de bachillerato me tuvieron que sacar una muela de juicio con cirugía. Usaron una anestesia local en la que me pusieron adrenalina (algo completamente normal porque las anestesias la suelen llevar entre otras cosas). De pronto me entró un ataque de ansiedad y me comencé a encontrar muy mal. A partir de ese momento recuerdo que empezó todo. Pero mi madre me dijo que antes de la intervención ya notaba que algo estaba incubando. En ese tiempo también estaba trabajando y ahora creo que no toleré el nivel de estrés que llevaba, que para que tengaís una idea enumero las causas indirectas y directas que lo producían:
-Cambios relativos al físico (con 16 años el cuerpo aun crece y está en plena adolescencia).
-Trabajaba como dependienta (primer trabajo, primeras relaciones laborales).
-Estudiaba primero de bachillerato y estaba inmersa en el trabajo final y en la preparación para la selectividad. Por tanto estaba en un punto clave en el cambio de estudios próximos (entrar en la universidad) que significaba entrar en una nueva etapa de la vida.
-Conflictos internos típicos de la adolescencia
-Conflictos externos típicos de una relación amorosa y de las amistades poco maduradas.
-Conflictos externos familiares que yo tenía asimilados a medias desde la infancia, y que por tanto aun no estaban totalmente resueltos.
Un caso similar y la relación del trastorno con las drogas
Es muy curioso el caso de: Philip K. Dick (escritor estadounidense) porque se parece al mío en lo que respecta a que tambíen fue una extracción de la muela de juicio lo que le provocó paranoias y alucinaciones. Este caso aparece en el libro: El poder de la neurodiversidad. Claro que hay que matizar una diferencia importante respecto a mi historia: él era un consumidor habitual de drogas, y eso muy posiblemente fue una de las causas de su trastorno. Imaginaos que no sabéis que tenéis una predisposición genética a algún trastorno y probáis una droga como el LSD o el éxtasis que puede resultar en un desencadenante -como en mi caso la anestesia- de lo que lleváis dentro. Daros cuenta de lo peligroso que eso puede ser por la ignorancia de cómo lo experimentaría vuestro cerebro... Si yo lo hubiese hecho quizá hubiese sido más complicada mi recuperación. Como no lo sabéis estáis en un 50% de probabilidades. Aunque amigos vuestros lo hayan hecho y no les haya pasado nada en un principio eso no tiene porque ser así en vosotros.
Después de ese día todo comenzó:
-Cambios relativos al físico (con 16 años el cuerpo aun crece y está en plena adolescencia).
-Trabajaba como dependienta (primer trabajo, primeras relaciones laborales).
-Estudiaba primero de bachillerato y estaba inmersa en el trabajo final y en la preparación para la selectividad. Por tanto estaba en un punto clave en el cambio de estudios próximos (entrar en la universidad) que significaba entrar en una nueva etapa de la vida.
-Conflictos internos típicos de la adolescencia
-Conflictos externos típicos de una relación amorosa y de las amistades poco maduradas.
-Conflictos externos familiares que yo tenía asimilados a medias desde la infancia, y que por tanto aun no estaban totalmente resueltos.
Un caso similar y la relación del trastorno con las drogas
Es muy curioso el caso de: Philip K. Dick (escritor estadounidense) porque se parece al mío en lo que respecta a que tambíen fue una extracción de la muela de juicio lo que le provocó paranoias y alucinaciones. Este caso aparece en el libro: El poder de la neurodiversidad. Claro que hay que matizar una diferencia importante respecto a mi historia: él era un consumidor habitual de drogas, y eso muy posiblemente fue una de las causas de su trastorno. Imaginaos que no sabéis que tenéis una predisposición genética a algún trastorno y probáis una droga como el LSD o el éxtasis que puede resultar en un desencadenante -como en mi caso la anestesia- de lo que lleváis dentro. Daros cuenta de lo peligroso que eso puede ser por la ignorancia de cómo lo experimentaría vuestro cerebro... Si yo lo hubiese hecho quizá hubiese sido más complicada mi recuperación. Como no lo sabéis estáis en un 50% de probabilidades. Aunque amigos vuestros lo hayan hecho y no les haya pasado nada en un principio eso no tiene porque ser así en vosotros.
Después de ese día todo comenzó:
Mi mente empezó a hacerme alucinar (visualmente y auditivamente) y comencé a crearme paranoias, me alejé de la realidad sin ser consciente de nada. Me sentía en un entorno diferente (que yo llamo "mi mundo") y de algún modo sabía que algo había cambiado pero no era capaz de volver al mundo real. Tuve que pasar seis meses encerrada en casa sin poder recibir visitas, con mis padres y psiquiatra día y noche atentos a mis cuidados y seguridad. Tuvieron que guardar todos los cuchillos y cerrar con candado todas las ventanas (ya que una de las alucinaciones consistía en volar) -entre otras medidas que se adoptaron-.
De seis meses solo recuerdo muy pocas cosas sueltas, recuerdo las sensaciones que tenía y un par de alucinaciones frecuentes. Ahí tenéis un cuadro que ejemplifica una parte de una alucinación, por desgracia no llegué a pintar la segunda parte.
De seis meses solo recuerdo muy pocas cosas sueltas, recuerdo las sensaciones que tenía y un par de alucinaciones frecuentes. Ahí tenéis un cuadro que ejemplifica una parte de una alucinación, por desgracia no llegué a pintar la segunda parte.
Por si os interesa la segunda parte de la alucinación consistía en yo volando o flotando en un espacio a oscuras con música como una especie de ninfa o diosa del dios del caos y del vino griego llamado Dionisios. Sentirse así era como haber tomado éxtasis sin haberlo hecho. Y recuerdo que realmente era capaz de percibir la sensación de volar... Era... A fin de cuentas... Alucinante (que mejor palabra?).
Es curioso como tus gustos o tus intereses (como la mitología griega en mi caso) se pueden potenciar mucho en un estado de locura o de delirio. Nunca he sido religiosa pero me gusta saber de historia, religiones, antropología... y eso determinó bastante los temas de mis alucinaciones.
Mis médicos y psicólogos me dijeron que tenía momentos de extrema lucidez (una inteligencia superior) y también tenía más fuerza física de la normal.
Mi diagnóstico y mis tratamientos
La explicación que me ofrecieron posteriormente fue que la anestesia había desencadenado un trastorno bipolar que posiblemente llevara en los genes. Para quién quiera profundizar en lo que es un trastorno bipolar: http://es.wikipedia.org/wiki/Trastorno_bipolar#Reca.C3.ADdas.
Mis padres tuvieron que realizar un curso rápido para saber cómo cuidarme y lo que no se debía hacer, porque decidieron cuidarme en casa y gastarse unos ahorros en un tratamiento privado (el mejor que pudieran encontrar). En alguna recaída estuve a punto de ser ingresada pero por suerte soportaron un poco más.
Fui probando medicaciones y tratamientos para diferentes trastornos hasta que poco a poco consiguieron estabilizarme con Modecate. Los acabé probando casi todos.
Pero este medicamento me dejó en un punto muerto, mis reacciones eran demasiados lentas, no podía adelgazar los kilos que había engordado y todavía no era yo, mi vida era de un gris estable, no reía como siempre... No podía mejorar o avanzar...
Ya solo me quedaban dos tratamientos posibles: un tratamiento peligroso con una substancia llamada Clozapina, (nombre comercial: Leponex) y el electroshock, que también puede ser arriesgado. El Leponex es arriesgado porque entre otras cosas te reduce los glóbulos blancos y de algo tan simple como un resfriado, una caries o una herida puedes morir. Así que requiere de un control exhaustivo de tus niveles de glóbulos blancos mediante análisis de sangre semanales. Menos mal que funcionó porque un electroshock consiste en unas descargas eléctricas en el cerebro que lo resetean por decirlo así, y puedes sufrir amnesia, es más arriesgado.
El Leponex fué mi solución, volví a reír, volví a ser yo. Después de cinco años de tratamiento conseguí entrar en la universidad y justo cuando estaba dejando de medicarme conocí a mi pareja.
Después de mis 4 intentos por acabar segundo de bachillerato, hice la selectividad estando medicada, y exponiéndome a niveles de estrés que podrían haberme hecho recaer. Para quién haya tomado medicaciones del estilo entenderá lo complicado que resulta estudiar tomando este tipo de substancias que te dejan atontada y que te obligan a dormir unas horas determinadas. Si te intentas levantar antes de tiempo te mareas y sufres náuseas.
La reducción de este medicamento debe hacerse paulatinamente para que el cerebro se vaya desacostumbrando y reemplazando la función que ejercía la clozapina. Fue algo difícil porque mi sueño se desreguló y el miedo a una recaída me daba un poco de ansiedad. Pero lo conseguí. Entonces mi cuerpo empezó a perder un kilo por semana por sí solo, a medida que iba eliminando medicación (no hacía dieta, solo caminatas).
Como ya he dicho el primer diagnóstico fue trastorno bipolar, ya que poseía muchos de los síntomas, el que recuerdo más era mi superioridad creyéndome una diosa.
Mi primer psiquiatra (que estuvo presente en las peores fases del trastorno: fase maníaca) cree (o creía) fervientemente que yo siempre debería estar tratada con medicación porque se trata de algo cíclico, y estaba convencido de que padecía ese trastorno en particular. De haber sido así eso habría supuesto una vida muy distinta, y no hubiese podido avanzar como lo he hecho tomando ese medicamento.
Cuando tuvo que derivarme a una nueva psiquiatra con experiencia para aplicar el Leponex, al cabo del tiempo, ella me explicó que ella no creía que yo tuviese que medicarme de por vida y que tampoco creía que tuviera un trastorno bipolar en sí. Simplemente mi cerebro es más sensible al estrés, y todo lo que estaba viviendo en mi entorno, más los cambios de mi cuerpo y experiencias pasadas, me causaron un desajuste químico que podía asimilarse al bipolarismo (aunque creo que yo no tuve dos polos sino solo uno.... sólo tenía fase maníaca). Me remarcó que la gente tiende a etiquetar demasiado, y que yo debía evitarlo, porque también hay intereses farmacéuticos detrás de tantas nuevas patologías que se están descubriendo. Esto es lo que comento en la entrada La neurodiversidad aunque desde otros temas relacionados.
Mi madre me comentó que los médicos le dijeron que simplemente, había que esperar unos 5 años para que mi cerebro se reajustase solo (con ayuda de la medicación) y que había que acompañarlo con terapia para que yo fuera asimilándolo todo correctamente. Mi nueva psiquiatra me diagnosticó una especie de depresión con locura, pero haciendo hincapié en que no tenía porque ser permanente.
De momento parece que mi psiquiatra acertó, hace años que ya no tomo medicación y desde entonces no he tenido ninguna recaída, ni períodos cíclicos de depresión, ni síntomas de locura, ni absolutamente nada fuera de lo normal. Soy más vulnerable al estrés que otras personas porque mi carácter (bastante perfeccionista y cuadriculado) y mi cerebro son así, y en épocas de exámenes, o si trabajo y estudio al mismo tiempo, sé que debo tener cuidado y estar alerta por si acaso apareciese algún síntoma.
Ahora bien, este es mi caso particular, y no es generalizable a cualquiera, mucha gente sí que necesita medicación de por vida porque tiene un trastorno claro, así que no se debe malinterpretar lo que digo.
He visto la gran importancia de enseñar a los pacientes a detectar sus síntomas y así poder avisar con antelación. Mi experiencia, que sin duda es la más dura de todas las que he vivido, me ha proporcionado herramientas no sólo para combatir el estrés, sino que al final, he logrado fortalecer aun más mi cerebro.
Mis conclusiones y "asimilaciones finales" sobre la experiencia
Mi trastorno fue duro en todos los sentidos, físicamente perdí mi cuerpo, que empeoró con 30 kilos de más por los efectos secundarios de la medicación y también supuso otras molestias. Fue psicológicamente duro porque tuve que enfrentarme al hecho de la frustración que generó el saber que parecía haber perdido habilidades cognitivas. Y fue muy duro quedarme atrás respecto a mi generación, perdí el ritmo, mi generación ya había entrado en la universidad mientras yo repetía una y otra vez intentando lograrlo.... Y aunque en realidad no es importante a mi eso me generaba estrés porque siempre he sido muy planificadora.
Pero no lo cambiaría... porque experimenté cosas únicas en ese mundo irreal que es solo mío y que también me define de algún modo. Y porque el orgullo que me da el haber superado esa etapa, el haber recuperado mi cuerpo y mi vida, me aporta una gran seguridad en mi misma y una gran fuerza interior, que me prepara para otras posibles situaciones difíciles.
Siempre digo que todo lo que parece realmente negativo, tiene una parte positiva (excepto quizás la muerte de tus seres queridos) y que hay que saber buscar esa parte, por que en definitiva la vida consiste en altos y bajos, y éstos últimos te permiten volver a subir e incluso crecer como persona.
Yo he usado lo que me pasó para crecer como persona y he necesitado trabajar en mi misma para conseguirlo; creo que hay pocos caminos en la vida más difíciles que éste, pero qué mejor motivación puedes tener que saber que tú también puedes ser un caso de plasticidad neuronal y que puedes recuperar tu vida e incluso mejorar lo que ya tenías?
Como ya he dicho el primer diagnóstico fue trastorno bipolar, ya que poseía muchos de los síntomas, el que recuerdo más era mi superioridad creyéndome una diosa.
Mi primer psiquiatra (que estuvo presente en las peores fases del trastorno: fase maníaca) cree (o creía) fervientemente que yo siempre debería estar tratada con medicación porque se trata de algo cíclico, y estaba convencido de que padecía ese trastorno en particular. De haber sido así eso habría supuesto una vida muy distinta, y no hubiese podido avanzar como lo he hecho tomando ese medicamento.
Cuando tuvo que derivarme a una nueva psiquiatra con experiencia para aplicar el Leponex, al cabo del tiempo, ella me explicó que ella no creía que yo tuviese que medicarme de por vida y que tampoco creía que tuviera un trastorno bipolar en sí. Simplemente mi cerebro es más sensible al estrés, y todo lo que estaba viviendo en mi entorno, más los cambios de mi cuerpo y experiencias pasadas, me causaron un desajuste químico que podía asimilarse al bipolarismo (aunque creo que yo no tuve dos polos sino solo uno.... sólo tenía fase maníaca). Me remarcó que la gente tiende a etiquetar demasiado, y que yo debía evitarlo, porque también hay intereses farmacéuticos detrás de tantas nuevas patologías que se están descubriendo. Esto es lo que comento en la entrada La neurodiversidad aunque desde otros temas relacionados.
Mi madre me comentó que los médicos le dijeron que simplemente, había que esperar unos 5 años para que mi cerebro se reajustase solo (con ayuda de la medicación) y que había que acompañarlo con terapia para que yo fuera asimilándolo todo correctamente. Mi nueva psiquiatra me diagnosticó una especie de depresión con locura, pero haciendo hincapié en que no tenía porque ser permanente.
De momento parece que mi psiquiatra acertó, hace años que ya no tomo medicación y desde entonces no he tenido ninguna recaída, ni períodos cíclicos de depresión, ni síntomas de locura, ni absolutamente nada fuera de lo normal. Soy más vulnerable al estrés que otras personas porque mi carácter (bastante perfeccionista y cuadriculado) y mi cerebro son así, y en épocas de exámenes, o si trabajo y estudio al mismo tiempo, sé que debo tener cuidado y estar alerta por si acaso apareciese algún síntoma.
Ahora bien, este es mi caso particular, y no es generalizable a cualquiera, mucha gente sí que necesita medicación de por vida porque tiene un trastorno claro, así que no se debe malinterpretar lo que digo.
He visto la gran importancia de enseñar a los pacientes a detectar sus síntomas y así poder avisar con antelación. Mi experiencia, que sin duda es la más dura de todas las que he vivido, me ha proporcionado herramientas no sólo para combatir el estrés, sino que al final, he logrado fortalecer aun más mi cerebro.
Mis conclusiones y "asimilaciones finales" sobre la experiencia
Mi trastorno fue duro en todos los sentidos, físicamente perdí mi cuerpo, que empeoró con 30 kilos de más por los efectos secundarios de la medicación y también supuso otras molestias. Fue psicológicamente duro porque tuve que enfrentarme al hecho de la frustración que generó el saber que parecía haber perdido habilidades cognitivas. Y fue muy duro quedarme atrás respecto a mi generación, perdí el ritmo, mi generación ya había entrado en la universidad mientras yo repetía una y otra vez intentando lograrlo.... Y aunque en realidad no es importante a mi eso me generaba estrés porque siempre he sido muy planificadora.
Pero no lo cambiaría... porque experimenté cosas únicas en ese mundo irreal que es solo mío y que también me define de algún modo. Y porque el orgullo que me da el haber superado esa etapa, el haber recuperado mi cuerpo y mi vida, me aporta una gran seguridad en mi misma y una gran fuerza interior, que me prepara para otras posibles situaciones difíciles.
Siempre digo que todo lo que parece realmente negativo, tiene una parte positiva (excepto quizás la muerte de tus seres queridos) y que hay que saber buscar esa parte, por que en definitiva la vida consiste en altos y bajos, y éstos últimos te permiten volver a subir e incluso crecer como persona.
Yo he usado lo que me pasó para crecer como persona y he necesitado trabajar en mi misma para conseguirlo; creo que hay pocos caminos en la vida más difíciles que éste, pero qué mejor motivación puedes tener que saber que tú también puedes ser un caso de plasticidad neuronal y que puedes recuperar tu vida e incluso mejorar lo que ya tenías?